Seguimos ofreciéndoos entrevistas con los grandes actores de doblaje españoles. En esta ocasión le toca a Eduardo Gutiérrez, actor y director de doblaje al que podéis encontrar en Twitter en la cuenta @EduardoGuti1, ya sabéis que a mí me podéis encontrar en @HenarHAsensio. Una entrevista detallada y muy interesante que publicaremos en dos partes. Aquí tenéis la primera, ¡no os la perdáis!
Henar: ¿Cómo entraste al mundo del doblaje?
Eduardo Gutiérrez: De la forma más curiosa porque yo nunca me había planteado ser actor de doblaje. Siempre había querido ser actor de teatro pero lo veía muy difícil. Estaba haciendo mis pinitos con el grupo de teatro hasta que me conoció Roberto Cuenca, que un día me dijo: “¿Oye tú te has planteado ser actor de doblaje?”. Poquito a poco fui entrando, me fue conociendo gente y hasta hoy.
H: Compaginas tu trabajo de actor de doblaje, teatro, enseñanza… ¿Te influyen de alguna forma cada uno de estos trabajos entre sí?
E.G: Sí, la verdad es que sí. Estuve un tiempo en que me dedicaba sólo a doblaje pero me seguía gustando hacer teatro y decidí que no podía abandonarlo y volví. Y en cuanto a la enseñanza nunca me lo planteé. Incluso cuando me lo ofrecieron por primera vez dije que no, estuve como un año diciendo que no a la posibilidad de enseñar.
H: ¿Por alguna razón en particular?
E.G: Porque me daba mucho miedo, mucho respeto. Me parecía que era un tema en el que podía equivocar a la gente en cuanto a aprender y no me sentía preparado para eso. Luego me he dado cuenta que unas cosas y otras van muy unidas y que todas alimentan a las demás. El teatro me alimenta en cuanto a interpretación, al estar en contacto con el público tienes la reacción de cómo reacciona el público ante determinadas sensaciones o emociones o formas de decir. El doblaje me enseña a preparar personajes muy rápido y eso me sirve para teatro. Y la enseñanza me enseña a plantearme cuestiones que me pasan todos los días y tener que explicárselas a los alumnos. Y como profesor, y no es un tópico, yo no sé quién aprende más si los alumnos o yo, porque yo desde luego aprendo muchísimo.
H: Fíjate, con la experiencia que tú tienes…
E.G: Sí pero la experiencia sólo es eso, es experiencia. Pero luego hay otras cosas que son tan importantes o más en un trabajo artístico como este: la emoción, la sensación… Y una vez me dijeron que el día en que creyese que tenía todo aprendido que lo dejase, y lo compruebo día a día. Cuando crees que eres capaz de repetir, que tienes la suficiente experiencia como para repetir dos veces los mismo te das cuenta que no, que hay cosas que suceden una vez nada más. Y eso te demuestra que tienes que estar muy alerta para que no se te escape.
H: Compartes en doblaje tu faceta de director, ajustador y actor. ¿Qué tarea te gusta más y por qué?
E.G: Me gustan las tres pero cada una en su momento. La que más me gusta en general es la de actor. La de ajustador me gusta pero lo paso fatal ajustando porque siempre tengo la sensación de que no elijo las mejores frases. Me paso muchas horas y hay veces que me desespero… Pienso: ¿Tantas horas de trabajo merecen la pena?, ¿Estoy sacando algo que sea interesante?
http://youtu.be/QS7VuQ_Pchs
Y la de director también tiene sus puntos positivos y negativos. Me gusta porque al final el trabajo sale según mi intuición. Pero por otro lado también está la responsabilidad de que si algo sale mal es culpa tuya, más que del actor. Entonces como persona que no le gusta estar en la cresta de la ola, sino con el batallón y manchándome los pies de barro, pues la que más me gusta es la de actor. Pero curiosamente la de director, que creía que no iba a seguir con ello, dicen que la hago bien y es la que más hago.
H: ¿Qué productos te resultan más difíciles de adaptar?
E.G: La comedia es lo más difícil. Sobretodo porque hay veces que utilizan giros de palabras y eso adaptarlo a chistes o gracias que entendamos nosotros es bastante difícil.
Luego en animación hay cosas muy divertidas. Por ejemplo como Buscando a Nemo o como Sharky & George. Jugaban mucho con juegos de palabras relativos al mar. Por ejemplo en Sharky & George la ciudad se llamaba Merópolis y había un grupo musical que se llamaban los Rolling Atunes con Sardina Turner. Ir buscando esos giros para que los niños se lo pasen muy bien es muy complicado, pero también muy divertido. Hay que soltarse un poco y ser un poco crío.
H: ¿Hay alguna vez en la que hayas tenido alguna discrepancia con el cliente o estudio en la adaptación de un producto?
E.G: Bastantes, es un poco el pan nuestro de cada día. Para mí el fin principal de un doblaje es que el público se lo pase bien y que el público tenga un buen producto. A veces chocan los intereses porque al cliente, por cuestión de marketing, le interesa determinada frase o determinado giro y a mí no.
Por ejemplo en Ted yo no estaba muy de acuerdo con los giros españoles de chistes, hablar de Belén Esteban o de Falete a mí no me hacía mucha gracia, pero ahí digamos que fuimos a un 50%. El cliente me presentó una cantidad de chistes o chascarrillos y yo conseguí que sólo apareciesen la mitad.
Me acuerdo de otra película Starship Troopers. En esa sí que tuvimos una discusión muy acalorada porque en la película había un diálogo nazi, y el cliente dijo que eso había que suavizarlo y yo me negué. No lo aceptaba porque había que respetar el original y les dije que si hacían eso yo me borraba del proyecto. Porque a mí me podía demandar el director (Paul Verhoeven), que además estaba al tanto del doblaje y podía ver que su guión lo habían mutilado y podía presentar una demanda. Y al final se consiguió que se quedara el original.
H: ¿Alguna vez te ha pasado que te plantaras y te han desvinculado del proyecto? ¿Suele pasar mucho eso?
E.G: Sí, pero no suele ocurrir mucho porque se protesta poco. En esto sí que puedo decir a la profesión que nos conformamos demasiado con lo que nos dicen. Y deberíamos ser más rebeldes al respecto.
H: Porque quizá si estás empezando a dirigir y ya te encaras a los clientes tienes ese miedo de perder la oportunidad de dirigir más…
E.G: Claro, pero creo que al final lo que marcas es tu estilo. Yo no es que esté todos los días de guerras y peleas pero he tenido mis plantes desde que empezaba. Ya no sólo por la visión de la película con el cliente sino la forma de doblar en el estudio. Al principio de empezar a dirigir tenía muchos problemas porque me negué a hacer más de 100 takes por convocatoria, y eso era lo normal. Y yo dije que no hacía más de 70 takes, y claro que perdí muchos trabajos pero a favor de lo que yo considero calidad. Hay gente que se puede hacer 170 takes maravillosamente, yo para hacerlos bien no puedo… Entonces ya cada uno establece su estilo para bien o para mal.
H: Parece que cada vez os meten más prisa para todo ¿no? Prima más la prisa que la calidad.
E.G: Sí. Parece que estamos equivocando un poco el concepto. Porque esto no son cacerolas… Esto es un producto artístico. El producto artístico tendrá venta o no venta si al público le gusta o no le gusta. Por muy rápido que lo hagamos estaremos produciendo mucho material, pero al público le dejará de interesar cuando no tenga una calidad que le atraiga. Nosotros no somos un bar de carretera en el te sirven mal pero no vuelves a pasar por allí. Nosotros somos el bar barrio donde pasas todos los días y si te sirven mal no vuelves a entrar. Por eso yo no entiendo ese acceder religiosamente a lo que te obligan. Evidentemente te presionan porque las empresas para eso están, para ganar dinero, eso no hay que negarlo. Pero también está el profesional que dice vale, pero hasta este punto. Porque a partir de este punto lo que voy a sacar no va a merecer la pena. Entonces tenemos que saber limitar la cantidad de presión que sabemos soportar. Y creo que estamos aceptando demasiado lo que nos piden, sobretodo la gente que tiene la posibilidad de cambiar esto.
H: Has dirigido las películas de la primera a la cuarta de Harry Potter, luego ya de la quinta a la octava se encargó José Angulo y de los videojuegos se encargó Jaime Roca del primero y del segundo, a partir de ahí te encargaste tú de todos.
E.G: Pasó una cosa curiosa porque cuando me retiraron de las películas de Harry Potter me volvieron a llamar para el juego. Ahí creía que iba a tener un problema porque hubo gente que en la película dejó de doblar por solidaridad hacia a mí. Entonces yo le plantee a la empresa de videojuegos: “Yo puedo hacer el juego pero con mi reparto, el reparto que estaba conmigo en las películas”, y lo aceptaron. De hecho en los videojuegos el reparto de Harry Potter es el mismo que el de la primera. Y en cambio en las películas a partir de la cuarta cambió, porque hubo gente que dejó de doblar porque no estaba yo.
H: Es decir que en una misma saga tenemos como directores a José Angulo, a Jaime Roca y a ti. ¿Por qué estos cambios de dirección entre las diferentes películas y los videojuegos? ¿No crees que hay diferencias en calidad de un producto a otro por estos cambios?
E.G: Sí, pero cuando salía el juego todavía no habían decidido qué voces iban a utilizar para la película. En este caso Warner, que era la responsable de las películas, no pasaba la información de los actores que había elegido a Electronic Arts, la empresa de videojuego.
H: ¿Por alguna razón en particular?
E.G: Por confidencialidad. Entonces EA tenía que sacar el producto. Y lo que hacía es fiarse un poco de la opinión del director. Por eso creo que fue el cambio de Jaime Roca a mí. Porque Jaime Roca a mí me parece mejor director de videojuegos que yo. Pero yo tenía información de primera mano porque estaba haciendo las pruebas y más o menos por intuición, ya imaginaba a quién podían elegir. Entonces imagino que al estar yo en la película iba a trasladar lo que se iba a hacer en película en el videojuego, para que no hubiese casi diferencia entre ambos productos.
H: El videojuego sobre película seguramente lo adquiera aquella persona que haya visto la película. Entonces lo lógico sería respetar el reparto en las dos plataformas. Por ejemplo hay cambios de voces de película a videojuego en el caso de Ron Weasley en Harry Potter. En la quinta entrega fue David Carrillo y en el videojuego Raúl Rojo. Luego también en la película de Disney Brave, la protagonista Mérida en la película la dobló Paula Ribó y en el videojuego Guiomar Albuquerque. ¿Por qué no se mantiene una misma persona para un mismo personaje aunque sea diferente plataforma?
E.G: Porque como son distinta distribución, distintos clientes los que se encargan de ello, hay veces que cada uno actúa por separado, no hay conexión. Recuerdo que en Buscando a Nemo, Anabel Alonso (Dori) no se atrevía a hacer el videojuego porque era un mundo que no conocía y prefirió que se buscase otra voz. O por indisponibilidad del actor para hacer el videojuego.
http://youtu.be/rT-OOZDBNA4
H: Entonces los cambios de voces son más ¿por condiciones del cliente o por indisponibilidad de los actores?
Más o menos igual. A veces la indisponibilidad es por causas de trabajos tan distintos que no tienen conexión entre ellos. Que lo veo mal, porque cuando haces una cosa basada en otra debería haber continuidad. Pero tampoco hay que echar balones fuera y echar la culpa a los demás. También hay directores que van un poco a su ritmo, entonces deciden que a tal actor le va tal voz. Y da igual quién lo haya hecho que se inventa una nueva voz para ese personaje.
H: Si en una película se elije un reparto y hay un actor asignado para un personaje y luego al cabo de unos años se hace un videojuego, una segunda parte o precuela en la que aparece ese mismo personaje… Aunque haya un actor al que le vaya mejor al personaje: ¿Sería mejor conservar el primer actor que lo hizo, aunque lo haga peor, que otro que lo pueda hacer mejor?
E.G: Sí, siempre y eso cuando son segundas temporadas de una serie sí se suele respetar. Salvo por circunstancias del tipo que el actor ya no se dedique al doblaje pues sí ha habido que coger a otro. Y a veces puede ocurrir que el director nuevo de la serie no se hable incluso con uno de los actores, pero si él lo ha hecho… El primero que hay que intentar que lo haga es el que lo ha hecho en ocasiones anteriores. Y si el actor es menos lúcido que otro, como la asignación ha sido desde la primera temporada pues hay que respetarlo.
Yo confío en que las empresas escuchen las necesidades de los usuarios pero yo creo que en este país, aunque sea muy tópico, hay muy pocos empresarios. Hay muchos manejadores de dinero. Un empresario es el que se preocupa por mantener esa empresa y que cada día tenga mejores y más clientes y mayor movimiento. Y aquí hay movedores de dinero que como ahora ganan que les da igual el resultado de un producto… Y creo que ese es el problema gordo que tenemos en el doblaje, que hay pocos empresarios que les guste lo que está haciendo y que se preocupen de que ese producto sea de calidad para que dentro de cinco o diez años la gente siga demandando ese producto. Están más preocupados de lo que ganan aunque la gallina de los huevos de oro se esté muriendo.
“Por muy rápido que lo hagamos estaremos produciendo mucho material, pero al público le dejará de interesar cuando no tenga una calidad que le atraiga”
H: ¿Esta podría ser una de las razones de un descenso, en mi opinión, de la calidad del doblaje? ¿Las prisas por mantener esa máquina de dinero?
E.G: Por las prisas y tampoco quitemos culpa, a veces también por los actores. Si a mí me obligan a hacer algo o me fuerzan lo haré si yo quiero… Tengo mi parte de culpa también por consentirlo. Entonces no echemos la culpa a todos. Si tú eres corredor de 100 metros lisos y te dicen: “Tienes que sacar estas zapatillas porque son una marca que nos patrocinan y se tienen que ver”. Si esas zapatillas son incómodas, tú como profesional de atletismo tienes que decidir: “No salgo con esas zapatillas porque voy a a bajar mi marca o voy a utilizar unas zapatillas que a mí me hagan ser el atleta de la calidad que soy”. Luego no puedes echar la culpa de que no has ganado la carrera porque te han obligado a ponerte unas zapatillas, no te las pongas… No eches la culpa a los demás. Ahí soy muy crítico y no me corto un pelo. Y veo cosas en la profesión, veo que nos estamos autoinmolando.
H: Dentro de la profesión hay muchas quejas…
E.G:. Si tú demuestras que tienes un respeto por tu trabajo, que te esfuerzas en hacerlo bien que no te importa que el director te haga repetir 3 veces, porque te lo pide para mejorar el trabajo… Entonces no puedes quejarte de que no te dejan hacerlo bien, porque a mí me ha pasado. De hacerle a un actor repetir 3 veces y ya ponerme mala cara. Te dicen: “Para lo que me pagan…” Pues para lo que te pagan, te pagan por hacerlo bien y si no, no lo hagas. No puedes hacerlo de cualquier manera y luego quejarte de que haya gente que quiere hacerlo bien. Que evidentemente no lo van a hacer bien porque son nuevos pero todo el mundo tiene que aprender y si los que se supone que saben están desaprendiendo mal vamos…
Y esto, y ahora me voy a mojar, se debe a miedo e inseguridad. Porque si eres tan bueno no te da miedo de que venga alguien, porque siempre serás mejor. Yo es lo que me planteo, si viene alguien y me desbanca es porque será mejor que yo. A lo mejor no soy tan bueno como me creo. Entonces prefiero no tener miedo a que me desbanquen porque estoy más a gusto conmigo mismo y porque me quiero más a mí mismo. Y si de repente alguien me adelanta pues me tendré que poner las pilas hacerlo mejor para que no me adelante, pero no tengo por qué ponerle la zancadilla. Aquí competimos con las armas justas, de justicia, no con cualquier arma.
H: ¿Es más difícil la dirección o el ajuste para un videojuego que para una película?
E.G: Es desconcertante. Es que en videojuegos no sabes lo que está pasando. Es otro lenguaje que a mí me resulta muy difícil. Cuando hice mi primer videojuego, Toonstruck yo le pregunté a la diseñadora americana: “y esto pasa después o antes de que ocurra esto”. Y me contestaba: “No hay antes y después en un videojuego… Es aleatorio, depende de cómo el jugador juegue esto pasará antes o después”. Entonces mi concepto es muy lineal, antiguo: inicio, desarrollo y desenlace. Y además no hay imagen. De repente se oye un grito y yo como actor necesito saber de qué es ese grito: se ha lanzado al combate? Se ha caído por un precipicio? O le han cortado la mano? Porque para mí cada grito tiene su forma. Y como en el videojuego es muy difícil controlar eso me parece muy difícil.
H: ¿Recuerdas algún doblaje o dirección de videojuego en especial?
E.G: Recuerdo el de Toonstruck que era el videojuego con más archivos que había llegado por entonces. Yo recuerdo que tenía siete carpetas, de esas que caben 600 folios, creo que en total eran 15.000 clips de sonido. Y por entonces los videojuegos solían tener alrededor de 1000 clips. Y tuve un reparto impresionante porque yo venía de dirigir cine y me cogí un reparto ideal: Félix Acaso, Rafael de Penagos, Héctor Cantolla… Todos primeras figuras para el videojuego.
H: ¿Crees que evolucionará el doblaje de videojuegos?
E.G: Creo que sí porque es un mercado muy potente y muy importante, lo que confío, es que evolucione hacia bien. Que no evolucione como medio de ganar mucho dinero. Tanto para empresa como para los actores que aquí no se libra nadie. Que evolucione hacia un producto de calidad y no que de igual como quede, porque entonces ahí sería su muerte. Pero creo que si se obra inteligentemente es el futuro. Creo que vivirá más gente de doblar videojuegos que de doblar películas y series de televisión. Quizá los que doblen películas y series de televisión será lo más bohemio, pero para eso hay que proponérselo y no verlo como medio de sacar dinero. Hay que tratarlo con el respeto que se merece.
Esperemos que hayáis disfrutado de esta primera parte. En breve publicaremos la segunda parte con más información sobre el doblaje de videojuegos.